Durante los últimos meses hemos vivido una transformación notable en nuestros hábitos de vida, haciendo del distanciamiento social una premisa incuestionable a la hora de cuidar de nuestras vidas y reducir la propagación de la amenaza viral que afrontamos. Entre las múltiples medidas de prevención sin duda, el tapabocas se ha convertido en un aliado indispensable a la hora de mitigar los riesgos de contagio por COVID – 19 permitiendo desenvolvernos con relativa normalidad en cada uno de los escenarios sociales que frecuentamos.

Sin embargo y aunque indudablemente esta medida de protección sea de gran utilidad, entre las consecuencias indeseables al momento de usarla encontramos las graves lesiones ocasionadas en la piel a consecuencia de la fricción constante de sus bordes con nuestro rostro, ocasionando en algunos casos lesiones superficiales y la recurrencia de patologías cutáneas relacionadas con acné, dermatitis, rosácea o infecciones localizadas.

El mentón, el dorso nasal y los pómulos son las áreas asociadas a un mayor grado de deterioro a consecuencia del uso constante del tapabocas, siendo necesario recurrir a la aplicación de cremas hidratantes que no solo restauren el equilibrio de la piel sino que generen una barrera protectora de larga duración destinada a prevenir los daños agravados. En caso de presentar lesiones agravadas o de larga duración en la piel, recomiendo incorporar algún corticoide suave de uso tópico con el propósito de reducir la inflamación y facilitar la recuperación natural de la piel.

Recuerden siempre que ante la presencia de cualquier lesión menor, es importante prevenir y mantener los cuidados dermatológicos necesarios para evitar complicaciones de difícil tratamiento. Entre las afecciones agravadas más comunes encontramos el herpes orofacial, pústulas, costras y ampollas, derivadas de la contaminación de las heridas superficiales por agentes bacterianos ubicados en las fibras del tapabocas, cuando hacemos un uso inadecuado del mismo.

Para prevenirlo solo basta con cambiar el tapabocas periódicamente o lavarlo con agua y jabón siempre que sea reutilizable; adicionalmente es importante hacer uso de jabones hipoalergénicos sin suavizantes para el lavado de tapabocas de tela previniendo el daño del material. Al volver a casa luego de extensas jornadas en el exterior, se recomienda atomizar alcohol o alguna sustancia antiséptica en la cara exterior del tapabocas, con el propósito de minimizar la presencia de microorganismos que puedan poner en riesgo tu vida. Al manipular el tapabocas recomiendo tener las manos limpias, sobretodo al momento de manipular la cara interior del mismo.

Sumado a lo anterior, algunas de las complicaciones dérmicas asociadas al uso del tapabocas conservan relación con el aumento de la temperatura superficial de la piel, la sobreproducción de grasa y la deshidratación tópica, precipitando su deterioro y en casos agravados la aparición de acné. En lo personal recomiendo en todo momento extremar las medidas de higiene de la piel, recurriendo al uso periódico de agua micelar y exfoliantes que no solo reduzcan la presencia de patógenos en la piel, sino además le permitan al rostro restaurar su equilibrio y tonicidad frente a las extensas jornadas usando el tapabocas.

La hidratación localizada así como el consumo regular de agua, estimulan la recuperación del cuerpo garantizando el balance de líquidos y sales minerales necesarias para enfrentar la deshidratación derivada de la exposición prolongada al sol y los factores ambientales. Adicionalmente recomiendo el uso de sueros con vitamina C y antioxidantes, perfectos para estimular la recuperación de la piel. Recuerda usar una crema hidratante para proteger tu rostro de los daños agravados por el uso constante del tapabocas y acudir a un dermatólogo especializado en caso de presentar síntomas agravados de deterioro en tu piel.

tomado de https://luisaplata.com/

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